William Adolphe Bouguereau

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martes, 28 de octubre de 2014

EL MARISTÁN DE GRANADA - ENTRE LA INDIFERENCIA Y EL OLVIDO



El Maristán de Granada, fue una gran institución con un gran fin. Posiblemente el único en Al Andalus, ya que no se tiene constancia de otros hospitales de similares características en el territorio hispano-musulmán, aunque no se descarta la existencia de otros.

En el oriente islámico del siglo VIII, ciudades como Damasco, Bagdad, Antíoquia, Alepo, Jerusalem, el Cairo, se construyeron numerosos maristánes u hospitales, los cuales se erigían usualmente con su mezquita, biblioteca, farmacia, un huerto donde se cultivaban las hierbas medicinales, múltiples habitaciones, donde aparte de albergar enfermos, se realizaban las prácticas que formarían los futuros médicos. Estas prácticas, eran certificadas como testimonio, llamado "iyâza".

Bimaristán de Arghum, Alepo, Siria 1354


Constituían el centro del conocimiento de la medicina, como la Escuela de Gundishapur, en el actual Irán, donde confluyen las aportaciones de los científicos y filósofos cristianos nestorianos, expulsados en el siglo V por los bizantinos, la farmacopea persa e hindúes, las tradiciones griegas y helenísticas, ha sido el destino de los futuros médicos andalusíes, para su preparación e investigación.

Entre los avances, podemos destacar el empleo de los mas innovadores descubrimientos de la época, como ser los tratamientos quirúrgicos de las cataratas, desarrollado por Ibn Ammar, introduciendo una aguja metálica hueca o cánula a través de la esclera extrayendo el cristalino por aspiración, técnica descubierta en Europa recién en el siglo XIX.

La construcción del Maristán de Granada, fue ordenada por el Sultán nazarí Muhammad V, entre los años 1365 y 1367. El estilo estaría influenciado por los hospitales de Fez. Su propósito consistía en asistir a enfermos tanto físicos como mentales, de origen humilde.


" He ordenado la construcción del hospital como señal de amplia compasión para con los enfermos pobres musulmanes"
Muhammad V, Sultán de Granada

El Sultán Muhammad V, después de regresar de su exilio en Marruecos y gracias a la influyente e indispensable ayuda de su asesor Ibn Al Jatib, decide incorporar su nuevo programa político, el cual le ayudaría a preservar y consolidar su poder.
El mismo consistía en renovar y acondicionar los lugares públicos que usaron sus antecesores gobernantes y el de construir instituciones de bien común entre otras cosas.

Habiendo estudiado las corrientes arquitectónicas de la corte meriní en Fez, se embarca en proyectos edilicios de gran envergadura, como la construcción del Mexuar de la Alhambra, su inauguración fue en la fiesta del Mawlid, invitando a importantes personalidades, que dejaron deslumbrados por su belleza.
Inmediatamente después de la construcción del Mexuar, comienza las obras del Maristán, el cual le tomó un año y ocho meses aproximadamente en la edificación, a la que dotó de rentas pías para su mantenimiento y sufragar los gastos.

Según algunas fuentes, para finales de los tiempos del último reducto islámico en la Península Ibérica, existían dos maristanes y una casa cuna.

El Maristán fue construido en base al tradicional modelo de arquitectura islámica, planta de forma rectangular, que se articula en cuatro crujías dispuestas alrededor de un patio central donde se localiza una alberca, llegando a superar al Maristán de Egipto por su extenso patio y lo saludable de sus aguas y su aire por su ubicación, elementos esenciales en la terapéutica islámica.

En la misma alberca, se situaban dos leones dispuestos como fuentes. Las crujías se dividen en estancias cuadradas comunicadas entre sí. Delante de las salas se halla una galería que conectaba directamente con el patio.

Aparte de la atención médica a los enfermos, muy probablemente debía tener cocinas para la elaboración de la alimentación de los internos, siguiendo las pautas médicas recogidas en los tratados de salud y dietética preventiva.

Sin embargo, resulta intrigante que mas allá de las excelentes referencias que nos llega de Ibn Al Jatib, implicado en los asuntos de estado y en especial en este proyecto, existe un silencio profundo de parte de otros historiadores, biógrafos y viajantes de la época con respecto al Maristán de Granada.

El egipcio 'Abd al Basit, ha visitado Granada a principios del año 1466 en su gira por tierras nazaries, sin embargo solo deja constancia de la belleza de los huertos y jardines del entorno del Río Darro. Tampoco deja referencia alguna el matemático Al Qalasâdi, en su viaje desde Norte de África y Oriente, al regresar a su Baza natal, pasa por Granada, deteniéndose en la Madraza para leer la Uryuza, de Ibn Sinà.

Tampoco existen hasta ahora información o algún registro de médicos autóctonos o extranjeros que hayan ejercido profesionalmente en estas dependencias.
Tal vacío de referencias tanto foráneas como árabe-hispánico, puede dar una indicación de que haya sido un lugar para acoger enfermos mentales, pero aún así, se sabía que allí se curaban todo tipo de enfermedades y se beneficiaba de grandes rentas.

Si, podemos obtener un referente al Maristán, en la Granada post islámica, en palabras del viajero Jerónimo Münster, en donde destaca la labor del Rey Fernando el Católico:


" El rey concedió la décima parte de la totalidad de las rentas del todo el Reino de Granada para la edificación de templos a Dios, para el sostenimiento de los pobres en los hospitales y para otros usos piadosos. Al lazareto, a la casa cuna y a la de los locos que fueron levantadas por los moros, les aumentó los censos y no los disminuyó en nada"

Y a raíz de este comentario, los historiadores clásicos han determinado que el Maristán era esa casa de locos. Aunque no necesariamente debe ser así.

Por otra parte, el Islam no contempla la reclusión de los enajenados mentales y no era lo común en las sociedades islámicas medievales y si fuera el caso, no se le negaba su asistencia médica, tal como nos indica Ibn Yubair, en su visita a El Cairo en el siglo XII, que nos describe un hospital, y que contiguo a este, existe otro edificio amplio, donde las ventanas de los cuartos están con rejas de hierro destinado como celda para los locos. Los cuales son visitados diariamente para comprobar su estado y llevarles lo necesario.

Lo cierto es que asombra las pocas referencias de la época, solo conjeturas sin bases hasta ahora sustentables entre las diferentes líneas de investigación, siempre en los vaivenes de ser hospital y casa de enfermos mentales. Su arquitectura que aún en su deplorable estado, nos refleja un edificio de considerable envergadura, con amplias estancias, no debería haber sido objeto de indiferencia.


Su desaparición y proceso de abandono


Pocos años después de la toma de Granada por los Reyes Católicos, si bien el Rey Fernando como hemos visto anteriormente, ha determinado su mantenimiento, en alguna fecha que se desconoce con exactitud, ya entrados en el siglo XVI, se convirtió en la Casa de la Moneda, sufriendo algunas transformaciones.

Se derriban algunos muros de separación de las celdas originales para dar amplitud a las habitaciones para la nueva actividad. Incorporando la galería a la nueva sala, se construye un nuevo cerramiento y se decora con grandes escudos imperiales, probablemente esta sería la Sala del Tesoro.
La misma pudo haber sido reconstruida después de la explosión del molino de pólvora situado en el Barrio San Pedro y que afecto a todo el barrio incluido la Alhambra, suceso ocurrido en 1590.

A mediados del siglo XVII pasa a manos privadas, probablemente por el traslado de la ceca a la Alhambra que ya funcionaba desde 1662. En este período sufre un proceso de abandono hasta el traspaso a nuevas manos en 1748, en que los frailes mercedarios del convento de Belén dueños hasta entonces, lo venden a Jose Merchante.

Este comerciante realiza nuevas e importantes obras de transformación, para adaptarlo a la nueva actividad a realizar: un almacén de vinos y unas cuadras para los animales para su transporte. Las obras afectaran el ala oriental. También se repavimenta el suelo, quedando una cota mas alta que el suelo nazarí original.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, se convierte en casa de vecinos y mas tarde en cuartel y presidio.

En 1843, el Ayuntamiento ordena su total derribo después del incendio de la Alcaiceria. Aunque solamente se toca el ala oeste y norte. Los escombros del primer derribo se extendieron sobre el propio solar sobreelevando en mas de un metro el suelo.

Ya para 1987, el edificio fue adquirido por la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucia, previamente se iniciaron excavaciones del solar y al mismo tiempo, logran la paralización del intento de derribo y construcción de apartamentos en ese solar.


Reproducción realizada por Manuel Torres Molina de la Fachada del Maristán


En 1988 se inicia un proyecto de restauración cuyo propósito era consolidar los restos originales del edificio. Pero los trabajos han sido realizados con total desconocimiento del tema, que fueron totalmente en detrimento del objetivo.


estado Maristán vistas . imagen El ultimo Reino


Lápida Fundacional ó Alafia

Su lápida fundacional ó Alafia (hoy en el Museo de la Alhambra, junto a los leones de la alberca) está escrita en cúfico andalusí.


Existe actualmente un proyecto propuesto para su recuperación, transformándolo en Residencia para la Universidad de Granada, teniendo en cuenta la larga experiencia de esta entidad en este tipo de proyectos en edificios de similares características y que su estructura original, lo adapta perfectamente. Teniendo en cuenta la dificultad después de tantas transformaciones y pérdidas de elementos originales, y su deplorable estado, consideran que es una excelente opción para recuperar un edificio de alto valor histórico, en vez de continuar con el mantenimiento de un monumento que en el aspecto actual, despierta poco interés del púbico y en un estado insostenible en el tiempo, conllevando a la pérdida total de un edificio que pudo llegar de pie a nuestros días como único ejemplo de un centro de salud hispano musulmán.



Fuentes:

* El saber en Al Andalus: Textos y Estudios. Idelfonso Garijo
Maristan- CSIC biblioteca digital
Estudios onomásticos - biográficos de Al Andalus,XVI, Ana Maria Carballeira Debassa- CSIC digital
Civilización del Islam - Medicina - www.Islamoriente.com
* Maristán y Al Madrasa - Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología.
*Patrimonioculturalmelillense.blogspot.com.es
El Maristán nazarí de Granada. Análisis del edificio y una propuesta para su recuperación.
** Traducción extraída del blog:granadanazari.blogspot.com.es

Publicado por Perla Beatriz Rodriguez Dieguez


Yo lo tomé de este blog:




sábado, 18 de octubre de 2014

PIONONOS: AL RICO DULCE "GRANAÍNO" - HERENCIA ANDALUSÍ

Es una realidad que el pionono es muy conocido por los granadinos y los andaluces en general, pero fuera de la región estos pastelitos no se conocen. Su excelente textura y sabor, unido a una manufactura tradicional y calidad, hacen que sea fácil dar a conocer este magnífico postre granadino. 


Los primeros indicios de aparición de un pastelillo parecido al Pionono los encontramos en la España hispano-musulmana entre los siglos X y XI, en pleno apogeo de las artes y las ciencias de Al-Andalus.

Esta época, marcada por el mestizaje cultural, hace de Al-Andalus un referente de modernidad e innovación a todos los niveles. Las innovaciones se suceden en distintos campos desde la política hasta la literaria pasando por las artes y por supuesto la gastronomía que se enriquece con sabores agridulces y especiados.

La repostería de la época hispano-musulmana se caracteriza sobre todo por el empleo de materias primas como la canela y la miel, todavía hoy podemos encontrar muestras de esta cocina en dulces árabes como la shubarquía y la pastela, que con su característico sabor nos trasladan a otras épocas.



La creación del pionono como lo conocemos hoy día se debe en parte al celo con el que los habitantes del pequeño pueblo de Santa Fe conservaron la receta como parte de su herencia árabe por encima de cambios religiosos y políticos que sobrevenían en la región de Granada.

Con el paso del tiempo el pionono sufrió cambios tanto en su forma física como en su composición, adaptándose al paso de las épocas y los gustos, pero no es hasta mediados el siglo XIX cuando de mano de tres hermanas viudas de la conocida pastelería "La Blanquita", la receta se rescata del olvido bautizando al pastel con el nombre del Papa Pío Noveno, pionono, y dándole el aspecto cilíndrico de la tiara papal.

Hoy día el pionono se conoce en toda la región de Granada y en toda la Comunidad Andaluza y más allá de su valor gastronómico, del que no cabe duda, está su valor simbólico como símbolo de Santa Fe y parte de su identidad común.

Nosotros vamos mas allá… y además de recomendar este producto dulce típico “granaíno” os sugerimos una receta superior…

¿Porqué comer un Pionono pudiendo tener una tarta entera de ellos?




ELABORACIÓN:

La crema

1. Reservar 200 ml de leche y poner el resto a hervir junto con la nata, la canela y la piel del limón. Cuando hierva, retírala del fuego e infusiona unos minutos. Después retira la canela y el limón.

2. Mezcla las yemas con los 200 ml de leche fría, el azúcar y la maizena. Junta las dos mezclas y pon nuevamente al fuego, ahora hay que remover con una espátula constantemente raspando bien por las paredes y el fondo de la cazuela hasta que espese la crema. Un punto intermedio ni líquida ni demasiado espesa, en cuanto haga la primera burbuja de hervido, lo ponemos fuera del fuego, tapamos bien con papel de horno rozando la crema para que no haga costra y dejamos enfriar.

El almíbar

1. Mezcla azúcar, agua más ron y pon a hervir, en cuanto arranque el hervor controla y en 8 minutos aproximadamente quítalo del fuego, reserva.


El bizcocho plancha

1. Precalienta el horno a 210ºC. Y prepara dos bandejas de horno con papel parafinado.

2. Separa claras de yemas y bate por separado cada una con la mitad del azúcar. Las claras deberán quedar tipo merengue y las yemas deberán de blanquear.

3. Tamiza la harina, maizena y una pizca de sal, agrégala al batido de yemas con movimientos envolventes de abajo-arriba, hasta que se integre. Incorpora las claras a esta mezcla también de forma cuidadosa y envolvente.

4. Llena la manga pastelera con boquilla plana o en su defecto otra lisa y esparce la masa sobre la bandeja de manera uniforme cubriendo todo el papel.

5. Hornear a 190º, sabremos que está lista la masa cuando se despegue del papel.

6. Una vez hecho, sacamos rápidamente de la bandeja con papel incluido y lo ponemos sobre una superficie fría, rápidamente extendemos otro papel sobre la encimera y volcamos el bizcocho encima, le despegamos el papel de cocción con cuidado y enrollamos sobre el nuevo papel, esto se hace en caliente porque sino luego se rompe el bizcocho y no hay forma de enrollarlo.


Montaje

1. Una vez tenemos el bizcocho plancha frío y la crema también, abrimos nuestro bizcocho y lo empapamos con el almíbar ayudándose de una brocha. Untar una capa fina de crema sobre el bizcocho seguidamente y enrollar nuevamente sobre sí mismo, apretando. Una vez enrollado envolver con film transparente y guardar en la nevera unas cuantas horas (o hasta el día siguiente) hasta que coja consistencia. La crema restante guárdala en una manga dentro de la nevera.

3. Montaremos el pastel: hazte con una bandeja redondeada para bizcocho o tartera. Corta el rulo de piononos de unos tres dedos de grosor y baña de nuevo en almíbar uno a uno. Corta otros con la medida de un dedo de grosor (para rellenar los bordes de nuestra tartera).

Comienza a colocar cada pionono dentro de la bandeja, y finalmente rellena los huecos que queden con crema pastelera.

Una vez tenemos todo relleno, cubre la superficie de arriba con la crema sobrante bien extendida o bien haciendo montones. Nuevamente mete todo al frigorífico hasta que compacte ( de un día para otro mejor queda mejor).

4. Saca otra vez el pastel de la nevera, espolvorea primero con canela y después con azúcar toda la superficie de arriba, y con la ayuda de un quemador o soplete quema el azúcar hasta que coja un bonito color dorado. Solo nos quedará desmoldar y presentar.

jueves, 2 de octubre de 2014

LA MÚSICA ANDALUSÍ

Pintura andalusí del siglo XIII

La música andalusí, o hispanoárabe, hispanomusulmana, es un estilo musical de la península ibérica que comprende el período que abarca desde el 711 al 1609 con la expulsión de los moriscos También se denomina así a la tradición de la misma, conservada en los países de norte de África y Medio Oriente.

La música de Al Ándalus, se desarrolla a través de diferentes entornos culturales, unos ya inmersos en la península y otros por influencia de elementos externos.

Así tenemos la música mozárabe, de tradición cultural cristiana con elementos de la romanización, influencia de pueblos bárbaros, rito visigodo y bizantino, como elemento autóctono, la música hebrea, y aquellos de origen externo, incorporados a partir del 711, como la beréber y árabe (Oriente Medio y Próximo Oriente).

Muy apreciado en las cortes de Al Andalus, el canto, los instrumentos musicales, junto con la poesía, llegaron a ser un referente cultural de gran consideración. Así tenemos por ejemplo, la compra de esclavas cantoras por parte de Abd al Rahmán I, traídas desde Yemen.

Abd al Rahmaán II colmó de honores y recompensas a Ziryab, quien fue un gran renovador de las artes, y no solo musicales, sino de otras temáticas como la gastronomía, el protocolo en la corte, la moda, etc. convirtiendo a la corte cordobesa en la vanguardia artística y cultural del momento. También ha creado una escuela musical.

En los reinos taifas, se podían llegar a pagar por las esclavas cantoras, importantes fortunas aumentando considerablemente al número de ellas al servicio de un solo señor.

En la corte de Al Mu'tamid, rey de Sevilla, la importancia de la música y el mecenazgo real, se pone en evidencia por el hecho de que su hijo, Al Rasid, tuviera que tocar el laúd a la perfección. Tal mecenazgo, lo compartia con otros califas, reyes, altos magnates y altos cargos de la administración.

Ibn Bassam relata como Ibn al Kattani, enseñaba a las futuras esclavas cantantes, escritura, gramática y literatura. Se destaca la escuela de canto del filósofo, teórico musical y músico práctico, Ibn Bayya (Avempace) en Zaragoza, y las teorías musicales de Ibn Rusd (Averroes).

Esclavas con instrumentos musicales

Las formas poéticos-musicales que se crearon bajo la cultura hispano-musulmana fueron :
muwassahas, zéjes y nubas.

El Archivo General de Simancas, recoge una carta de " Merced de oficio de alcaide de las juglaras y juglares de Granada a favor de Ayaya Fisteli, conforme usaron tal cargo los alcaides nombrados por los reyes moros" en el reino Nazarí de Granada y cuyas funciones eran el de control y finanzas, encargado del cobro del impuesto del "tacon" que se pagaba por las "zambras" y "leilas" (Este Ayaya Fisteli, es llamado en el período morisco, Fernando Morales el Fisteli).

Durante la etapa morisca que arranca desde 1492 a 1609 se puede distinguir diferentes fases por la que atraviesa debido a las circunstancias político-sociales de esta comunidad.

Un primer período que podemos determinar hasta el 1529, donde se intenta la convivencia cultural y musical cristiano-morisca. El Arzobispo Hernando de Talavera, impulsó una política integradora entre la cultura cristiana que se incorpora con la llamada "reconquista" cristiana y la morisca, autóctona durante siglos. Se conoce el hecho de acompañar a la procesión del Corpus Christi, las zambras de los moriscos.

La siguiente etapa desde 1530 a 1565, se caracteriza por las tensiones internas y los recelos. Para entonces, el Arzobispo de Granada, Gaspar de Ávalos, prohíbe las zambras, pero la Reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, intercederá por los moriscos y su música.

La última fase la mas nefasta, que abarca del 1566 hasta el decreto de expulsión de los moriscos de 1609, se observa la aculturación, la marginalidad de las tradiciones moriscas, que son suplantadas por las tradiciones populares cristianas. En 1566, el Inquisidor General Diego de Espinosa, prepara un edicto en la villa de Madrid en la cual prohibía la música y los instrumentos moriscos. Este edicto, se promulga en 1567 a pesar del Memorandum elaborado por Francisco Núñez Muley, hombre de estado de gran prestigio de los moriscos, en la que defendía las costumbres y la música de los moriscos.

En 1568, se produce el levantamiento morisco de las Alpujarras, liderada por Aben Humeya (Fernando de Válor) y en 1570 las tropas de Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos V, controla la situación y por tal motivo se ordena de expulsión de los moriscos de los reinos de España en 1609.

A raíz de la expulsión, muchos moriscos que emigraron forzadamente a tierras del norte de África o países del Próximo Oriente, llevaron consigo las tradiciones orales de los estilos musicales tales como muwassahas, nubas del Reino Nazarí.

músicos andalusíes

Numerosas fuentes narrativas y literarias andalusíes, a través de los siglos, las cuales han plasmado la cultura musical, su desarrollo y los diferentes estilos, tales como Ibn Abd Rabihi ( +940), Ibn Hazm de Córdoba, +1064) quien participo en diversas polémicas filosóficas y teológicas en torno a la licitud de la música; Ibn Bassam (+1147), al Saqundí (+1231) e Ibn S'id al Magribí (+1282), ibn Al Jatib, visir de Granada (+1374), Ibn Jaldún (+1406) al Maqqari (+1631) etc, son algunas fuentes de obligada lectura de quienes nos ofrecen noticias sobre la vida y anécdotas de la música y músicos andalusíes.

Por otra parte, cabe resaltar que el dialecto hispano-árabe será un nuevo campo de gran valor para el estudio de la terminología musical de Al Andalus, debido a que muchos nombres de instrumentos y técnicas musicales pasaron al castellano e Hispanoamérica, tanto de la lengua árabe como del dialecto morisco.

El Magreb, como receptor de la cultura andalusí, tendrá su gran importancia en sus propias creaciones musicales y las que absorbe de Al Andalus, tanto de la música culta como popular, en la cual se perciben las influencias en los ritmos y formas, y desarrollan abundantes fuentes narrativas y documentales.
Los tratadistas y recopiladores destacados del Magreb, podemos mencionar a Abù Salt (+1134), Al Saláhi siglo XIV, Al Wansarisi (+1549), Al Fàsi (+1650), Ha'ik (siglo XVIII) y Al Y'amii (siglo XIX) etc.

Fuente: maravilloso, imprescindible e interesante blog que recomiendo



LA VANIDAD (EXTRACTO DE IBN HAZM)

"La vanidad es como un tronco del cual nacen, a modo de ramas, el orgullo, la insolencia, la soberbia, la arrogancia y la altanería.
Todos estos nombres expresan matices análogos de una misma idea, y por eso es tan difícil ver a la mayoría de los hombres.
En general, la vanidad o jactancia implica una perfección o buena cualidad que el vanidoso posee o que al exterior aparece en él. Así, hay quien esta infatuado de la ciencia que posee y trata  por eso a los demás hombres con un aire de empaque y superioridad humillante. 
El que está envanecido de sus buenas obras, se enaltece a sí mismo con altanería.
El que presume de que sus opiniones son siempre muy atinadas, combate las ajenas con insolencia
El que se gloria de su propia estirpe trata a todo el mundo con orgullo desdeñoso.
El que, en fín, alardea de su alta posición y honoríficos cargos es soberbio y arrogante con los demás".

Del Libro de  la medicina de las almas, 
pasaje 262 - Ibn  Hazm

Fuente:
http://historiasalandalus.blogspot.com.es/2013/08/la-vanidad-extracto-de-ibn-hazm.html

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