William Adolphe Bouguereau

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martes, 17 de diciembre de 2013

¡OH ESPERANZA MÍA!

Cada día me río para no despreciar
Cada día me espanto de este mundo tan feo
Jean Francois Portaels
Las nubes han tomado lecciones de mis ojos
y todo lo anegan en lluvia pertinaz,
que esta noche, por tu culpa, llora conmigo
y viene a distraerme en mi insomnio.
Si las tinieblas no hubiesen de acabar
hasta que se cerraran mis párpados en el sueño,
no habría manera de llegar a ver el día,
y el desvelo aumentaría por instantes.
Los luceros, cuyo fulgor ocultan las nubes
a la mirada de los ojos humanos,
son como ese amor tuyo que encubro, delicia mía,
y que tampoco es visible más que en hipótesis.


Ibn Hazm de Qurtuba (Córdoba)


jueves, 12 de diciembre de 2013

LA NOVIA DE LA ALHAMBRA

Quien no tiene ilusión y esperanza,
tampoco poseerá sincera alegría y sonrisa
y sí la monotonía del vacío cada día. 



Al salir el sol, la vistieron de azul y la llevaron a los jardines. Donde la fuente vertía sus cristalinas aguas y los jazmines exhalaban su fino perfume. De los árboles ya caían las primeras hojas con los colores del otoño y, sobre las cumbres de Sierra Nevada, relucían las recién llegadas nieves de la temporada. Y como las amigas la condujeron por entre las frescas plantas de los jardines, se le veía no solo hermosa sino asombrosamente mágica, reluciente su cara y sonrisa, muy tierna la piel de sus mejillas y toda ella, como la más joven y bella de las princesas. 

La pusieron las amigas entre las plantas, junto a las torres de sus aposentos y no lejos de las claras aguas de las fuentes. Y la que parecía principal entre las amigas, jugó un momento con su abundante mata de pelo que le caía y cubría hasta la cintura y le dijo:

- Ya verás qué peinado más original y bonito vas a tener dentro de un rato. 
Ella sonrió, miró dulcemente a las personas que le rodeaban y también para los palacios y no dijo nada. Dócil como la más humilde de las jóvenes en los recintos de la Alhambra, se dejaba hacer ilusionada y ajena por completo a todo lo que no fuera la felicidad que en ese momento brincaba en su corazón. La amiga más decidida, se puso a su lado, acarició la melena que le cubría y comenzó a preparar el peinado que había pensado. Las otras amigas la miraban y, con gran interés, fueron observando cada detalle. 




En la Alhambra, en todo el recinto amurallado, dentro de los palacios, en las torres y en los jardines, todo transcurría como cualquier otro día. Los soldados se dedicaban a sus prácticas, los artesanos a sus quehaceres y los generales y reyes, a sus reflexiones o charlas con los amigos. Todo bullía como cualquier otro día y nadie prestaba atención a lo que las jóvenes hacían entre los jardines. Solo un joven soñador y casi ignorado de todos y no muy lejos de donde preparaban a la novia, observaba. Y la veía tan fantásticamente hermosa que en su corazón sentía tristeza al tiempo que gozo y una extraña felicidad. 

De los rosales, las amigas cortaron muchas rosas blancas y con ellas tejieron una gran corona. La colocaron con cuidado sobre la cabeza de la novia y justo en ese momento, por el lado del sol de la mañana, apareció la carroza. Tirada por seis caballos blancos y toda la carroza también de color blanco, decorada con dibujos color oro y plata. Las amigas condujeron a la novia hasta el carruaje, le ayudaron a subir en ella y, al instante, los seis caballos se pusieron a trotar dirección a las blancas cumbres de Sierra Nevada. No mucho después, se le vio perderse y luego como fundirse por donde las lagunas de aguas azules y verdes y por donde también las blancas nieves ya eran casi nubes de algodón esponjoso y espejos relucientes. 




El joven que, desde la distancia lo había observado todo y ahora tenía el alma triste y los ojos llenos de lágrimas, para sí y como si ella le oyera, dijo: “Te marchas de mi lado justo cuando más mi corazón te admira y más hermosa te ven mis ojos. Y puedes pensar que te pierdo para siempre pero yo creo que no. Te harás mayor, las arrugas aparecerán en tus manos y cara y la belleza de tu cuerpo se irá esfumando poco a poco como nos pasa a todos los humanos. Se te hará monótona la vida y llegará un momento que en casi nada encontrarás ni dicha ni consuelo. Pero yo en mí, tengo y tendré siempre la fortuna de haberte amado pura y limpia en mi pensamiento, tal como hace un momento te han visto mis ojos. Guardaré conmigo hasta que me muera y luego para toda la eternidad, tu imagen fresca e inmaculada y los sentimientos que en mi corazón han brotado para ti. Y, aunque estoy triste porque te pierdo, me siento afortunado porque siempre estarás en mi alma con la misma juventud y belleza que tenías hace un momento”.


JOSÉ GÓMEZ. (relatos cortos)



miércoles, 11 de diciembre de 2013

NO A LA TOMA DE GRANADA

No a la toma, no eran moros, eran andaluces.

Para mí, la toma de Granada, es una fiesta fascista y colonialista. 
Se celebra en este país el 2 de Enero, pero yo quiero recordarlo un mes antes, reivindiquemos nuestra memoria histórica.
Os dejo con una reflexión, escrita en Enero de este año, por Raul Solís, que suscribo en su totalidad.


La rendición de Granada 

Para la posmodernidad, la verdad no existeTampoco tiene memoria, porque en la memoria está la verdad. 
Los posmodernos están en contra de la memoria histórica que reclama dignidad para las víctimas del Franquismo, se amparan en la ley del 50 por ciento que dice que ”todos mataron”, aunque fueron los republicanos los que sufrieron 40 años de torturas y asesinatos mientras sus verdugos eran homenajeados con honores de Estado.

A la posmodernidad no le importa la Historia, dónde está la verdad y residen las vergüenzas. Por eso se atreven a negar el holocausto nazi o que las mujeres son víctimas del machismo que las mata, sin el menor rubor intelectual. El relativismo moral no se cuestiona lo que hiere la conciencia, nunca hay buenos ni malos y acudir a la Historia es un ejercicio intelectual demasiado anacrónico y antiguo para una ideología que rechaza la memoria por sistema.
Andalucía está enferma de posmodernidad: sin verdad, sin Historia, sin identidad y sin justicia. Los andaluces no conocen su historia, su identidad ha sido moldeada por los conquistadores hasta conseguir que las víctimas aplaudan a sus castigadores con más alborozo que los mismos conquistadores.
Lorca no es un poeta andaluz, es españolel flamenco no es cultura andaluza, es lo que se usa para exportar la cultura española; la copla andaluza es canción española; muchas construcciones andalusíes son puentes romanos; la conquista castellana y católica (son indisolubles) se ha llamado reconquista y los andaluces sólo habitan Andalucía después de que llegaran los Reyes Católicos, antes eran moros o judíos, no andaluces.
La posmodernidad es demencia senil voluntaria, no clínica, y es la causante de que los granadinos celebren cada 2 de enero la Toma de Granadaolvidando que están aplaudiendo la matanza y persecución de los granadinos de hace 500 años. Aquellos moros eran granadinos y forman parte del árbol genealógico de los actuales habitantes de Granada y Andalucía.

Ningún pueblo celebra festivamente su invasión y, mucho menos, la aniquilación de su identidad cultural. En Andalucía le ponen alfombra roja a un genocidio que la posmodernidad se niega a reconocer. Polonia fue invadida por los nazis entre septiembre y octubre de 1939. Tras la invasión vino el exterminio, la persecución de la diferencia y los asesinatos y expulsiones en masa; los polacos no celebran la invasión nazi, conmemoran la efeméride para no amputar la memoria y recordar que hubo víctimas y verdugos.
El 2 de enero de 1492, los Reyes Católicos invadieron Granada y nació el Estado español moderno (curiosa acepción de la modernidad). Tras la conquista católica, los asesinatos, expulsiones y exterminio de las diferencias religiosa y cultural fue idéntico a la represión sufrida por los polacos a manos de los nazis. Los granadinos celebran (con honores institucionales incluidos) la invasión de su cuidad a manos de quienes persiguieron a los granadinos de hace 500 años. Las víctimas vitoreando a sus verdugos. Memoria histórica a la inversa: negación de la verdadera historia para poder moldear la identidad de los conquistados.
Como andaluz, me avergüenza que se permita la exaltación de valores xenófobos, contrarios a la convivencia, y la llegada de organizaciones ultraderechistas que españolizan aniquilando la memoria colectiva de mi pueblo, que es capaz hasta de jalear a sus propios verdugos.
Fueron los granadinos quienes construyeron la Alhambra de Granada, sevillanos quienes levantaron el Alcázar de Sevilla o cordobeses quienes pusieron en pie la Mezquita de Córdoba. Porque, aunque no nos lo hayan explicado nunca en el colegio, no eran moros quienes habitaban Granada en 1492, eran granadinos, andaluces de distintas confesiones religiosas que fueron obligados a huir de un Estado que nació eliminando y persiguiendo la diversidad cultural, territorial y religiosa. Andalucía no fue reconquistada, fue conquistada. No a la Toma.

lunes, 2 de diciembre de 2013

MAYRIT: EL MADRID ÁRABE

No queda mucho de la fortificación del periodo andalusí pero lo que queda nos remonta a la misma fundación de la ciudad que por aquel entonces se conocía como Mayrit.


"Madrid, castillo famoso, que al rey moro alivia el miedo". Los versos de Moratín evocan los orígenes de Madrid, un asentamiento árabe denominado Mayrit, palabra compuesta de la expresión árabe Mayra -madre, matriz- y del sufijo iberorromano -it, lugar-, como indica Herrero Fabregat, autor al que seguimos. 
Previamente a la llegada de los musulmanes pudo existir un pequeño núcleo de población visigoda, que, según Oliver Así, debió asentarse junto al arroyo Matrice, madre de aguas. También se han hallado restos más antiguos, correspondientes al periodo prehistórico y la colonización romana.  La conquista cristiana hizo evolucionar el nombre del lugar desde Mayrit a Magerit, acabando en el actual Madrid.

Volviendo a los versos de Moratín, el Mayrit árabe era fundamentalmente una fortaleza edificada para controlar un amplio territorio de frontera. Albergaría por tanto una guarnición, y a su lado se situaría el núcleo de población. La fortaleza, alcazaba, formaba el primer recinto amurallado, tras el cual se incluían una pequeña población. La medina, el núcleo comercial, es de construcción posterior y se hallaba delimitada por una muralla, de la que aún quedan escasos restos.

Las murallas de Madrid fueron primero destruidas durante un ataque de Ramiro II 
de León, en el año 931. Posteriormente fueron reconstruidas por Abd al-Rahman III.

La ciudad se estructuraba en función de un eje amplio, que corresponde al último tramo de la actual calle Mayor, desparramándose a su alrededor el típico urbanismo islámico de callejuelas y adarves. Dentro de las murallas había dos torres, la de Narigues y la Gaona.

Se sabe también de la existencia de las puertas de la Vega, de Santa María y de la Sagra. La Medina estaba rodeada de una segunda muralla, actualmente considerada cristiana y del siglo XII. Esta muralla contaba con cuatro puertas, las llamadas de Moros, Cerrada, de Guadalajara y de Balnadú. La importante situación estratégica de Madrid hizo que se convirtiese en objetivo de los reyes cristianos. Fue Alfonso VI 
quien logró tomar la ciudad, punto desde el que se controlaba, como si de una avanzadilla se tratara, la defensa de Toledo.


http://www.artehistoria.jcyl.es


La primera muralla, y quizás la fundación de Mayrit, se puede situar en el siglo IX, cuando el Emir Mohamed I ordenó construir una atalaya en el lugar donde hoy tenemos el Palacio Real. Madrid formaba parte del sistema defensivo de atalayas a lo largo del valle del Tajo que controlaban el posible paso de los cristianos por Somosierra, Tablada y La Fuenfría hacia Segovia, Zaragoza o Toledo. Asimismo, ordenó también construir una muralla que protegiera la villa ya existente alrededor de la atalaya. Dicha muralla, construida en pedernal y abarcando una extensión de 9 hectáreas de terreno, tenía 3 puertas, además de un portillo que se ha descubierto recientemente en las excavaciones cercanas a la Plaza de la Armería:

La Puerta de la Sagra, o de la Xagra, estaba situada en el lienzo Norte de la muralla árabe, en el Campo del Rey, frente a lo que hoy es la Plaza de la Armería. Luego, con la primera ampliación cristiana, la que se construyó al Este adoptó el mismo nombre. Ésta se ubicó en el nuevo trozo de muralla que unía la almudena con el Alcázar, a la altura de la intersección de las calles Rebeque y Requena, siendo derribada en 1548.
El Arco de Santa María, llamado así por estar cerca de la Iglesia de Santa María, era también conocido como "de la Almudena" por comunicar la antigua almudena con la Medina. Se derribó en 1570 con objeto de ensanchar la calle para el paso de Ana de Austria, última esposa de Felipe II, construyéndose en 1672 una nueva puerta a la que también se llamó Arco de Santa María.


La Puerta de la Vega, quizás muy parecida a la Puerta de la Bisagra, en Toledo y una de las dos puertas por donde se dice que entró Alfonso VI a Madrid; la otra posible entrada es por la de Guadalajara. Tenemos los cimientos de su torre defensiva derecha en el lienzo de muralla existente en la Cuesta de la Vega, en el parque de Mohamed I. Este lienzo, visible parte de él en la fotografía superior, tiene unos 120 metros de largo, 8 de alto y 2 de ancho. Cuenta con un portillo y se pueden adivinar en él 6 torres, de las que 4 aún están en pie. En el parque, también podemos observar la maqueta de las murallas árabe y cristiana que vemos en la fotografía de la izquierda.

En las excavaciones que se están realizando en la zona comprendida entre la Plaza de la Armería del Palacio Real y la Catedral de la Almudena, donde se está construyendo el futuro Museo de las Colecciones Reales, han aparecido restos de la muralla y torres árabes que, por su disposición, muestran que el castillo árabe y la muralla no estaban unidos, siendo aquel externo a ésta. Asimismo, se han encontrado restos de casas musulmanas, las primeras que aparecen en Madrid y que nos permiten descubrir cómo eran. Tenían unos 90 metros cuadrados y disponían de sótano, planta baja con pozo y planta alta.


La Torre de los Huesos es una atalaya islámica que podemos observar en los aparcamientos subterráneos de la Plaza de Oriente. Su misión durante la dominación árabe era la vigilancia del entonces existente barranco del Arroyo del Arenal.
Con la conquista cristiana, fue incorporada como torre albarrana a la muralla cristiana para proteger la Fuente de los Caños del Peral (en la hoy Plaza de Isabel II) y asegurar la Puerta de Valnadú (situada en la confluencia de las calles Unión y Vergara).




16 DE JULIO DE 1212 - OCHOCIENTOS AÑOS DE LA OCUPACIÓN DE ANDALUCÍA Y DE RESISTENCIA POPULAR ANDALUZA

A quienes digan que en España no hay pueblos esclavizados porque un solo Estado los rige a todos ellos uniformemente, yo responderé en la crónica siguiente con la prueba de la esclavitud humillante, fuente de los tremendos dolores de Andalucía”. Blas Infante Pérez

Tapiz musulmán conservado en el Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos. Es llamado "pendón de las Navas de Tolosa", pues fue tomado por el rey Alfonso VIII de Castilla al almohade Muhammad ben Yaqub.

El 16 de julio de 1212, tropas castellano-aragonesas, junto a cruzados franceses y centro-europeos, penetran en territorio andaluz por Despeñaperros, y se enfrentan a una coalición de ejércitos Almohades y andalusíes en el norte de Jaén, en la zona que sería denominada por ellos “las Navas de Tolosa”. El triunfo de los invasores conllevó el principio de la conquista de Andalucía, ya que el imperialismo castellano llegó para quedarse. Amparados en pretextos religiosos y de recuperación, la única intención era la ocupación de nuestra nación, para el expolio del territorio y la explotación popular.


Batalla de las Navas de Tolosa


La derrota de las tropas andaluzas significó el inicio de la etapa histórica más negra de nuestro pueblo. Los conquistadores se apropian de sus tierras, pueblos y posesiones, les esclavizan e inician con ellos el mayor genocidio conocido, puesto que fue a un tiempo físico e identitario. Un pueblo declarado extranjero en su país y perseguido en su propia patria. Cientos de miles torturados y asesinados, otros tantos forzados al exilio, el resto mantenido en una pobreza de carácter estructural, y obligados a una economía de subsistencia. También a renunciar a sus orígenes y señas de identidad, y a la asunción de las del opresor como propias. Unas estrategias semejantes a las que después les serán aplicadas a otras naciones y pueblos invadidos, como los africanos, americanos o del pacífico. Ese Imperio Español “donde no se ponía el Sol”, comenzara en julio de 1212 con el paso de Despeñaperros y la conquista de Andalucía, y no en 1492 con la llegada al Caribe y el llamado “descubrimiento de América”.


Maqamas de al-Hariri. Reunión de alfaquíes musulmanes

El 16 de julio de 1212 constituye, por tanto, una fecha determinante no sólo para las clases populares andaluzas de entonces sino para el pueblo trabajador andaluz actual. En dicho acontecimiento del siglo XIII, en sus consecuencias y desarrollos, radican las bases sobre las que se asientan las características socioeconómicas de la Andalucía del siglo XXI. Desde entonces, nuestra tierra es una nación ocupada y colonizada, primero por aquel Imperio Español del antiguo régimen, después por su heredero y continuador, el español, el imperialismo capitalista regional que adoptó la forma de los distintos estados españoles. Esas Españas que, a partir de mediados del XIX, idearon la alianza aristocrático-burguesa como justificación del mantenimiento de la opresión nacional y la explotación social de los pueblos que permanecieron bajo su control tras la pérdida de la práctica totalidad de las “colonias ultramarinas”. 

Esa continuidad en la diversidad del hecho colonial es el motivo de que, ya sea con izquierdas o derechas, monarquías o repúblicas, administraciones centralizadas o descentralizadas, nuestro pueblo haya estado siempre colocado en una situación social de alienación, política de dependencia y económica de subsidiaridad. La razón no obedece a causas propias, como el españolismo nos pretende hacer creer, sino al papel subordinado, forzado y estructural, mero proporcionador de materias primas y mano de obra barata, que nos fue adjudicado por sus élites dominantes como colonia interior de dichos estados.

Pero aquel 16 de julio de 1212 también supuso el comienzo de una resistencia que, bajo diversas formas; militares, sociales o económicas, ha permanecido hasta hoy en día. Desde las batallas a campo abierto de los primeros tiempos, pasando por los levantamientos contra el ocupante de los mal llamados moriscos, continuando por las luchas guerrilleras mantenidas por tierra y por mar, a los combates campesinos y de obreros agrícolas o industriales acontecidos hasta la actualidad, el pueblo trabajador andaluz no ha cejado en la lucha por sus derechos. Y ello ha constituido la gran derrota del españolismo. El simple hecho de que tras ochocientos años de terror de Estado y condicionamiento ideológico institucionalizados, aún persistan andaluces en pie por su tierra y su libertad, como nos pedía Blas Infante en nuestro Himno Nacional, subraya el fracaso del proyecto asimilacionista y esclavizador, así como la posibilidad futura de una Andalucía y un pueblo trabajador andaluz nuevamente libres.

La resistencia andaluza está hoy representada por todas aquellas mujeres y hombres, por todos aquellos colectivos políticos y sociales, conscientes de la opresión nacional de nuestro país y la explotación social de nuestro pueblo, y que, como consecuencia, combaten coherentemente contra España y el Capital como método para lograr una liberación global: política, social y económica de nuestra nación y de nuestro pueblo. Son todos/as aquellos/as que niegan la falsa democracia parlamentaria, la pantomima de descentralización autonómica y la explotación con anestesia del llamado “Estado del bienestar”, apostando de forma decidida y radical por recuperar la soberanía nacional y popular. Por acabar con las cadenas que mantienen esclavizado al pueblo.

Esa resistencia andaluza contemporánea, consciente igualmente de su deber para con su pueblo, requerido por el momento histórico, decidió primero coordinarse en la Mesa Andaluza de la Izquierda Soberanista (MAIS) y, con posterioridad, aunar fuerzas y esfuerzos en un frente sociopolítico unitario, capaz de hacer frente, de una forma más eficaz, a los enemigos nacionales y de clase del pueblo trabajador andaluz. Por ello, en una conmemoración tan simbólica como la de los ochocientos años de la ocupación española, en los próximos meses nuestra tierra verá el nacimiento de un movimiento que reanudará y unificara la lucha andaluza de liberación nacional y social.



¡Por Andalucía libre y socialista!


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