William Adolphe Bouguereau

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martes, 1 de octubre de 2013

LAS DOS AMIGAS DEL PASEO DE LOS TRISTES. ALBAICÍN, GRANADA. JOSÉ GOMEZ MUÑOZ



ALBAICÍN, GRANADA

146 - LAS DOS AMIGAS DEL PASEO DE LOS TRISTES


Una tenía diecinueve años y la otra veinte. Se conocían desde pequeñas, jugando en la puerta de sus casas, en el barrio del Albaicín. Siguieron siendo amigas en su etapa del colegio, en el instituto y luego en la universidad. Las dos iban a la misma facultad y estudiaban lo mismo. Y, aparte de las cosas propias en todos los jóvenes a esta edad, lo que más les gustaba a ellas, era irse por las tardes al Paseo de los Tristes y sentarse en el muro que encauza al río. Lo mismo que hace muchas personas, jóvenes y de su misma edad y también los turistas. Pero a ellas, especialmente, les gustaba venirse a este sitio y sentarse en el muro, para charlar de sus cosas, con la figura de la Alhambra al fondo, el bosque de la umbría, el cauce del río, el barrio del Albaicín a su derecha y la explanada con la fuente del famoso Paseo de los Tristes.



ALBAICÍN, GRANADA

Frente a ellas y según estabas sentadas en el muro, siempre les quedaba el edificio del que fue Hotel Reuma, los jardines que todavía se ven por ahí, los álamos que clavan sus raíces al borde mismo de las aguas, el barranco por donde baja el arroyo de la Cuesta del Rey Chico, el bosque de la umbría de la Alhambra y la Casa y Puente de las Chirimías. Y precisamente este rincón, junto a la Alhambra y al lado de debajo de la plaza, era el que más le gustaba a ellas. Por eso mientras charlaban de sus cosas, sentadas en el muro del río, de vez en cuando se preguntaban:
- ¿Cómo sería esto en aquellos tiempos?
- ¿En qué tiempo estás pensando?
- Cuando en la Alhambra había reyes y, en las torres, vivían las princesas.
- Yo no lo sé pero seguro que todo esto estaría lleno de gente cogiendo aguas del río y lavando la ropa en la corriente. También los niños jugarían por aquí y los mayores irían con sus borriquillos. 
- ¿A qué sería interesante que una tarde apareciera por este rincón algún príncipe de aquellos?
- No digas tonterías. Eso nunca podrá ser y, si por alguna circunstancia se hiciera real ¿qué crees tú que nos contaría?
- Seguro que se asustaría al ver lo que ahora somos todos por aquí.



GRANADA

Y una tranquila tarde de otoño, estaban ellas sentadas en el mismo un muro de piedra. Corría un airecillo suave, olía la tarde a humedad, de los álamos se desprendían las hojas ya con tonos ocres y por la umbría, todos los almeces se vestían también con tonos de otoño. Revoloteaban las nubes por encima de la Alhambra y en lo más alto del Cerro del Sol y Silla del Moro y por las partes de arriba del río Darro. La más joven dijo a la mayor:
- ¿Te imaginas que algún día de éstos apareciera por aquí algún príncipe de aquellos?
- Que eso no será posible nunca pero…
Y no le dio a ella tiempo de terminar de expresar su opinión. Justo en ese mismo momento, un joven se paró junto a ellas, las saludó y sin más preámbulo les preguntó:
- ¿Os gusta a vosotras el otoño?

Las dos se miraron extrañadas y luego miraron al joven. Después la mayor respondió:

- A nosotras nos gusta mucho el otoño pero ¿quién eres tú y por qué nos haces esta pregunta?
- Soy parte del otoño universal y lo más esencial del otoño de Granada. Y os hago esta pregunta porque necesito que alguien me perdone.
Las dos amigas nuevamente se miraron, ahora aún más extrañas. La más joven preguntó:
- ¿Acaso eres tú el príncipe del otoño de Granada?
- Casi.
- ¿Y quién tiene que perdonarte?
- Alguien en aquellos tiempos, me condenó sin ser yo culpable y desde entonces aparezco y vivo por aquí cada vez que llega el otoño a esta ciudad mágica. ¿Sabéis vosotras lo que es el perdón?
- Algo sí ¿y tú?
- Todas, todas las personas en este mundo, necesitamos ser perdonados para existir y tener vida. El perdón es algo tan grande que lo necesitamos tanto o más que el aire que respiramos.

Al oír esto, las dos amigas otra vez se miraron. Miraron luego para la Alhambra y cuando volvieron sus cabezas para donde estaba el joven, ya no lo vieron. Sí descubrieron, muchas hojas teñidas de ocre rodando por el suelo, empujadas por el aire. La más joven preguntó a la mayor

- ¿Será cierto que hemos estado hablando con el otoño?
- ¿Y será cierto que, un príncipe de aquellos tiempos, vive todavía por aquí transformado en esta estación del año?

JOSÉ GOMEZ MUÑOZ


Escritor, de Granada, lo he descubierto y estoy embelesada con sus libros, fotos, relatos y demás. 


Relatos cortos inéditos que son parte de un libro llamado "Ventanas a la eternidad". Los temas de estos relatos todos están centrados en la Alhambra, monumento, los jardines y paisajes que le rodean, así como el precioso valle del río Darro, barrio de Albaicín, Sacromonte, Realejo y Granada. De José Gomez.



Os dejo con un vídeo de José Gómez, Los rincones más bellos de Granada, Disfrutad! es una maravilla




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